viernes, 12 de julio de 2013

VICENTE JOVANÍ ÁVILA Y JOAQUÍN JOVANÍ MARÍN, MÁRTIRES DE CRISTO

De entre los 522 mártires que serán beatificados en Tarragona el próximo 13 de octubre queremos destacar en este blog a aquellos más relacionados con el carlismo, como es el caso de Vicente Jovaní Ávila y de su tío Joaquín Jovaní Marín. Pertenecían a una familia muy vinculada al carlismo del Maestrazgo, como lo demuestra que otros dos hermanos de Vicente, Joaquín y Fernando eran vocal de la Junta Local Carlista de Benicarló además de miembro del Requeté y Delegado del Distrito de Vinaroz de la Juventud Tradicionalista respectivamente,  El primero murió asesinado junto a su hermano y su tío en Montcada i Reixac. Dos meses antes había sido asesinado su padre Vicente Luis Jovaní Marín en Sagunto. Con ellos también murió Federico Domingo Sanjuán, ex alcalde republicano de Benicarló y hermano del ministro de la República Marcelino Domingo, intentando salvar a los miembros de la familia Jovaní. Sólo Fernando sobrevivió para poder dar testimonio.
Esta es una breve semblanza biógrafica de ambos:

Vicente Jovaní Ávila.- 1902-1936. Sacerdote. Natural de Benicarló. Estudió en el Seminario de Tortosa y en el Pontificio de Roma, siendo ordenado el 24 de junio de 1928, tras haber ingresado en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Fue prefecto de disciplina en el Colegio de Valencia y en los seminarios de Burgos, Valladolid y Tarragona. En julio de 1936 se encontraba en el Seminario de La Seu d´Urgell junto a su tío Joaquín. Fueron detenidos junto a otros sacerdotes y seminaristas y conducidos al barco-prisión “Río Segre”, en Tarragona. El 11 de noviembre fue liberado trasladándose a Barcelona con su tío, allí se reunió con sus hermanos Joaquín y Fernando. Éste último dejó escrito su testimonio, el mejor relato sin duda de los momentos finales de los cuatro benicarlandos asesinados el 7 de diciembre de 1936:

“Conseguida la libertad de mi tío Joaquín –gracias a las gestiones de Federico Domingo y Domingo Roig Marín (dirigente de la Derecha Regional Agraria en Benicarló y hermano de Agustín Roig Marín jefe carlista del Distrito de Vinaroz)-, le llevaron a Barcelona con mi hermano Vicente. Éste se acomodó en la pensión que ocupábamos mi hermano Joaquín y yo mismo. Por unos días nos juntamos los tres hermanos en la misma casa. En esos días, inesperadamente, nos visitó el P. Arbona, jesuita, quien le facilitó formas y vino para celebrar Misa. Así que, en nuestra común habitación, diariamente celebraba la Santa Misa, con solo dos asistentes. Me llamaba la atención que se vestía con sus mejores ropas sólo para ese menester; se servía de un vaso como cáliz y una cartulina cortada hacía las veces de patena. Aquéllas eran misas de catacumbas; la emoción se palpaba. El mes anterior, octubre, mi padre había dado la vida por la mía, y nosotros presentíamos el mismo final, ya que por entonces, en Barcelona, las patrullas de control registraban pisos y pensiones y crecían los mártires en la Rabassada, Vallvidrera, Montcada, etc., etc.
Un día de los últimos de noviembre vinieron de Benicarló mi tío Domingo, siempre acompañado de su cuñado Federico, con una esperanzadora noticia: preparaban la salida de mi tío Joaquín y que posiblemente cupiera en el mismo vehículo uno de nosotros tres. Más tarde nos darían más detalles, y se fueron. Mientras, nosotros decidimos que si alguien se podía salvar que fuera mi hermano Joaquín, casado, con dos hijos, de menos de dos años el chico y cuatro meses la niña. Tal y como nos habían prometido, esa misma tarde vinieron a recoger a Joaquín. Otro abrazo emocionado. Vicente que se va con ellos, para despedir a nuestro tío Joaquín…y adiós, para siempre.
Lo poco que pudimos averiguar, es que les tendieron una emboscada, y fueron entregados a las patrullas de control de Poble Nou (calle Pedro IV). Después de los consabidos interrogatorios fueron encarcelados en la checa del convento de San Elías, y el día 7 de diciembre los asesinaron en el cementerio de Montcada y echados sus cadáveres en los pozos excavados al efecto, pues eran muchos los asesinados diariamente.”
Joaquín Jovaní Marín.- 1874-1936. Nació el 16 de octubre de 1874 en Sant Mateu aunque su familia se trasladó a vivir a Benicarló. Su familia era muy religiosa y guardó una gran relación con el Beato Manuel Domingo y Sol, fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Realizó sus estudios en el seminario de Tortosa y se licenció en Teología en el seminario de Toledo. Fue ordenado presbítero el día 4 de junio de 1898 y el 12 de agosto ingresó en la Hermandad fundada por Mosén Sol. Ocupó diversos cargos de responsabilidad en el seminario de Toledo; director del colegio de San José de esa ciudad; director del colegio de San Juan en Almería; administrador del Pontificio Colegio Español de Roma, del que más tarde sería rector; profesor en el seminario de Barcelona; rector del seminario de Tarragona. En 1927 fue elegido director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, cargo que desempeñó hasta 1933. En 1934, a petición del arzobispo, volvió a desempeñar el cargo de rector del seminario de Tarragona. El inicio de la persecución religiosa le sorprendió en el seminario de la Seu d´Urgell, en un cursillo de verano con los seminaristas mayores de Tarragona. Como ya hemos comentado, allí le acompañó su sobrino Vicente. En diferentes cartas había manifestado sus inquietudes y presagios sobre el clima social y político que se vivía en España en 1936: “Únicamente el Señor sabe lo que nos espera en el transcurso de este año que hoy comenzamos”. “La marea roja parece que va en aumento. ¿Llegaremos al final de la zozobra? En manos de Dios estamos.”
El 25 de julio por la tarde entró un grupo de milicianos armados en la capilla donde estaban rezando vísperas. Superiores y seminaristas quedaron detenidos en el mismo seminario. Se les comunicó a los superiores la posibilidad de pasar a Andorra, salvando así su vida, pero la rechazaron por no querer abandonar a sus alumnos. El 26 de julio un autobús y dos camiones trasladan a los presos hasta Tarragona. Durante el trayecto se les despojó de todas sus pertenencias. En Tarragona fueron liberados, Don Joaquín fue acogido por la familia de un seminarista, allí se celebraba la Misa y se rezaba el rosario de forma clandestina. El 2 de agosto un numeroso grupo de milicianos fuertemente armados llamaron a la puerta exigiendo la presencia del sacerdote, su respuesta fue: “Alabado sea Dios; ha llegado la hora…” Al ser interrogado sobre su identidad, contestó: “Soy sacerdote y rector del Seminario de Tarragona”. A partir de aquel momento quedó detenido y fue trasladado al comité para ser interrogado. A las diez de la noche fue conducido al castillo de Pilatos donde quedó preso. La familia del seminarista José María Reyes le llevaba comida diariamente.
Por influencia de Federico Domingo fue liberado a los pocos días. Se refugió en casa de su primo Justo Marín pero viendo que corría peligro se trasladó junto a su sobrino Vicente a Barcelona, hospedándose en la pensión “El Carmen”. Se le facilitó un pasaporte para ir a Francia junto a su sobrino Joaquín, pero, como hemos visto anteriormente, fueron descubiertos y apresados. Junto a ellos fueron detenidos su otro sobrino, Vicente, Federico Domingo y Domingo Roig. Los cinco fueron encerrados en la misma celda de la checa de San Elías. Después de los interrogatorios Domingo Roig fue puesto en libertad, aunque moriría asesinado un mes después en Castellón. Los cuatro restantes fueron llevados al cementerio de Montcada i Reixac, siendo allí martirizados el 7 de diciembre de 1936.
Monumento a los mártires en el cementerio de Montcada i Reixac

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